• 300 gramos de queso blanco de untar
  • 250 gramos de yogur de fresa
  • 250 gramos de mermelada de fresa
  • 80 gramos de azúcar
  • Sirope de fresa para decorar
  • Hojitas de hierbabuena para decorar
  • Nueces picadas para decorar

Hoy os presentamos una receta de cocina ideal para estos días de Navidad repletos de cenas y comidas. Se trata de una de esas recetas de postres frescas y ligeras, ideales para tomar después de una copiosa comida… ¡y para quedar estupendamente delante de tus amigos y familiares! Y es que siempre pensamos en complicarnos la vida preparando platos laboriosos cuando tenemos al alcance recetas fáciles y rápidas, con una presentación más que elegante.

¿Preparados?

Instrucciones

  1. Ponemos la mermelada en un bol y removemos con energía. La idea es eliminar los grumos propios de la mermelada y que quede una textura más suave y homogénea.
  2. Con la ayuda de una cuchara, repartimos la mermelada en cuatro botecitos de cristal del tamaño de un yogur. Después, los ponemos a enfriar en la nevera.
  3. En otro cuenco, echamos el queso y removemos bien para que se haga más blandito. Después, añadimos el azúcar y continuamos removiendo. Lo ideal es usar unas varillas para batir bien la mezcla y que quede bien cremosa.
  4. Poco a poco, añadimos el yogur sin dejar de batir. Cuando los ingredientes estén bien integrados y la mezcla bien cremosa, sacamos los vasitos de la nevera y añadimos la nueva mezcla. Podéis ayudaros con una manga pastelera (si no disponéis de una, podéis usar una cuchara de postre).
  5. De nuevo, metemos los vasitos en la nevera para que la crema de queso y yogur se endurezca.
  6. Lo guardamos en la nevera hasta justo antes de servir. Podéis decorar el postre con unas nueces picadas, un poquito de sirope de fresa y unas hojitas de hierbabuena.

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